Cómo hacer una tabla de quesos paso a paso
Preparar una tabla de quesos es una manera elegante y deliciosa de recibir invitados, ya sea en una cena formal o en una reunión casual. Más allá de colocar quesos sobre una tabla, se trata de combinar sabores, texturas y acompañamientos que aporten una gran experiencia gastronómica. A continuación te mostramos cómo crear una tabla de quesos para que sea atractiva, equilibrada y perfecta para impresionar a tus invitados.
Qué quesos incluir en una tabla variada
Para que una tabla de quesos sea equilibrada y atractiva, es importante incluir distintas variedades que aporten sabores, texturas y aromas complementarios. A continuación te contamos cuáles son los quesos que no pueden faltar.
Quesos curados y semicurados
Los quesos curados y quesos semicurados son imprescindibles en una tabla variada, porque aportan carácter y cuerpo al conjunto. Suelen tener una textura firme y sabores más intensos, ideales para maridar con vinos tintos, panes rústicos o frutos secos.
Quesos frescos y tiernos
Los quesos frescos y tiernos aportan suavidad y ligereza, equilibrando la intensidad de los más maduros. Son opciones cremosas y fáciles de degustar, perfectas para quienes prefieren sabores suaves. Funcionan muy bien con frutas frescas, miel o mermeladas.
Quesos azules y de sabor intenso
Los quesos azules o de sabor fuerte son la pieza atrevida de la tabla. Con su aroma particular y su gusto potente, suelen ir mejor en pequeñas porciones. Combinan de maravilla con frutos secos, peras, uvas y vinos dulces como un Oporto o un Moscatel.
Quesos de cabra u oveja para dar contraste
Incluir quesos de leche diferente a la de vaca aporta diversidad y contraste. Los quesos de oveja ofrecen matices más profundos y ligeramente dulces, mientras que los quesos de oveja curados intensifican el sabor y la textura. También los quesos de cabra, más ácidos y frescos, son un excelente contrapunto dentro de la selección.
Cantidad de queso recomendada por persona
A la hora de preparar una tabla de quesos, la cantidad es clave para que todos los invitados disfruten sin excesos ni carencias. Como regla general, se recomienda calcular entre 80 y 100 gramos de queso por persona si se sirve como aperitivo, y entre 150 y 200 gramos si será el plato principal.
Lo ideal es repartir estas cantidades entre diferentes tipos de queso, de manera que cada comensal pueda probar diferentes variedades de queso sin sentirse demasiado lleno.
Acompañamientos que realzan el sabor del queso
Además de los quesos, los acompañamientos juegan un papel fundamental para realzar su sabor y crear una experiencia más completa. Una buena selección de panes, frutas o embutidos hará que tu tabla sea aún más especial.
Panes rústicos, tostas y picos
El pan es el aliado perfecto del queso, ya que ayuda a resaltar su sabor y aporta contraste en textura. Los panes rústicos con corteza crujiente, las tostas finas o los picos artesanos son excelentes opciones para acompañar cada bocado.
Frutas frescas y frutos secos
Las frutas aportan frescura y un toque dulce que equilibra los quesos más intensos. Uvas, higos, peras o manzanas son clásicos que no pueden faltar, mientras que los frutos secos como nueces, almendras o avellanas añaden un contraste crujiente y nutritivo.
Mermeladas, miel o chutneys
Los toques dulces o ligeramente ácidos de las mermeladas, la miel o los chutneys son el complemento ideal para realzar quesos de sabor fuerte o curados. Con un poco de creatividad, puedes ofrecer distintas opciones que sorprendan al paladar.
Embutidos y carnes frías como complemento
Aunque el queso es el protagonista, acompañarlo con embutidos o carnes frías aporta variedad y hace la tabla más completa. Jamón serrano, salchichón, lomo embuchado o incluso un buen prosciutto combinan a la perfección con quesos de diferentes identidades.
Presentación de la tabla de quesos
Cómo cortar cada tipo de queso
El corte es fundamental para disfrutar del queso en su mejor versión. Los quesos duros y curados se suelen presentar en triángulos o lascas, los semicurados en cuñas más grandes y los quesos blandos o cremosos en pequeñas porciones fáciles de untar. Así se facilita que cada invitado tome una ración adecuada sin perder la forma del queso.
Ordenar los quesos de suaves a intensos
Una regla básica de presentación es colocar los quesos de menor a mayor intensidad de sabor. De este modo, el paladar se adapta poco a poco, empezando por los quesos frescos y tiernos y terminando con los azules o curados más potentes. Esto no solo realza la experiencia de degustación, sino que también aporta un orden visual atractivo.
Decoración de hierbas, frutas o flores comestibles
La decoración marca la diferencia y convierte la tabla en un centro de mesa apetecible. Puedes añadir ramas de romero, tomillo u otras hierbas aromáticas, además de frutas frescas como higos, uvas o rodajas de cítricos. Para un toque más original y vistoso, las flores comestibles son una excelente opción que aporta color y elegancia.